lunes, 8 de febrero de 2010

LA VIRGEN DEL PILAR



LA VIRGEN DEL PILAR DE ZARAGOZA, PUEBLA
Por Guillermo Martínez Rodríguez *
La imagen de la Virgen del Pilar, patrona de mi pueblo, cuya fiesta se celebra los días 12 y 13 de octubre de cada año, y que coincide con la celebración del Día de la Raza y con los festejos que se realizan en Zaragoza, España, para llegar al altar que ocupa actualmente tuvo que viajar por mar y tierra, aunque también por otra parte, ha sido testigo de hechos que han perturbado la tranquilidad de los habitantes de su parroquia. En relación con esto, déjeme le cuento:
Platicaba doña Lucecita del Río que hace muchos años, allá por el año de 1886, en uno de esos viajes continentales que se hacían por mar con rumbo a la República Mexicana, zarpó de España , un barco a bordo del cual viajaban algunas familias españolas a fin de probar fortuna en tierras mexicanas.
Entre aquellos españoles se encontraban don Juan y don Emeterio ambos de apellidos R. Lavín, así como doña María Rivas esposa de Don Juan, todos ellos oriundos de la ciudad de Zaragoza, España. Estas personas además de traer consigo buena plata para invertir en México, traían también una imagen de la Virgen del Pilar, quien los acompañó en dicha travesía por mar hasta el puerto de Veracruz.
Los españoles mencionados llegaron a Veracruz, pero decidieron trasladarse a tierras poblanas, donde comenzaron a comprar tierras ayudados por las autoridades políticas a fin de fundar su hacienda. Escogieron fundarla a orillas del río llamado Acuaco, llamándola Hacienda Zaragoza en alusión a su lugar de origen, y al cabo de muy pocos años, aquella hacienda se hizo tan grande y tan prospera, que sus más de cinco mil hectáreas se extendían desde el pueblo de Chignautla, pasando por Tlatlauquitepec, el actual pueblo de Zaragoza, abarcaban todos los pueblos y rancherías de la parte sur de Tlatlauquitepec y llegaban hasta la hacienda de San Miguel Barrientos en el distrito de San Juan de los Llanos.
Al margen del río donde establecieron el casco de la hacienda, erigieron una capilla en honor de San Isidro Labrador, patrono de los campesinos, y ahí en un rinconcito estaba la imagen de la virgen del Pilar. No fue sino hasta después de muchos años, allá por mil novecientos diez, una vez que nació el pueblo de Zaragoza alrededor de la estación ferrocarrilera del mismo nombre, que al llegar a radicar al pueblo otras familias también españolas, se determinó que la Virgen del Pilar se convirtiera en la patrona del pueblo.
Además de la familia de don Juan R. Lavín, llegó gente de Galicia, de Asturias y de San Sebastián y de aquellos inmigrantes aun queda memoria de don Julián y don José López Sáenz, de don Santiago Piñán, don Emilio Huerta Corujo, don Fernando Gómez Rueda y don José Mondragón, así como de la sobrina de este último la señorita Luz Reyes y Piña.
Se cuenta que la primera iglesia donde se encontraba la Virgen del Pilar estaba cerca del auditorio municipal en la esquina que conforman las calles 4 poniente y 3 norte, en una rustica construcción de muros de tierra y techo de tejamanil, pero que un día, en tiempos de la revolución, llegaron unos bandoleros que tomaron a la pequeña iglesia como cuartel, metiendo sus caballos, quedándose a dormir en la capilla y cocinando allí mismo sus alimentos. Se dice que permanecieron por espacio de varios días, causando atropellos a los parroquianos quienes refugiados en sus casas preferían no salir y que el día en que los forajidos se fueron le prendieron fuego a la capilla. (1)
La imagen de la Virgen por más que fue buscada no fue hallada por ningún lado, desconociéndose si aquellos delincuentes la robaron o desapareció en el siniestro. El pueblo se quedó sin la imagen y sin la capilla, hasta que poco después se comenzó a construir el templo en el lugar donde se ubica actualmente.
Allá por aquellos años el señor cura don Alberto Mendoza y Bedolla, párroco de Tlatlauquitepec desde 1918, quien oficiaba misa en Zaragoza y quien con el paso de los años llegó a ser Obispo de Campeche, es la primera autoridad eclesiástica que comienza a reconocer a la Virgen del Pilar como patrona del pueblo, sin embargo toda vez que el pueblo no cuenta con la imagen de la virgen, decide organizarse para conseguirla, y se dice que algunas personas lo hacen a costa de sus propias vidas, pues por aquellos años, las ideas radicales de los grupos anticlericales estaban por encima del respeto a las libertades de culto y de creencias.
En medio de ese clima tan desfavorable, un día del año de 1924, a iniciativa del señor Trinidad Vázquez, don Bernardo Parraguirre Muñoz de Cote y don Cecilio Silva Terreros, viajan a la ciudad de Puebla para adquirirla en la Casa Ravelo y de ahí trasladarla a bordo del ferrocarril hasta llegar al pueblo de Zaragoza.
Ya en el pueblo con todo el sigilo y respeto de los creyentes fue conducida a la parroquia para colocarla en el altar, pero ahora en un sitio más alto donde no fuera alcanzada por manos perversas que intentaran destruirla, y donde en cambio, pudiera contemplar con amoroso gesto, a los miles de feligreses que se reúnen en torno a ella durante su festividad y a lo largo del año.
Desde entonces permanece allí bella, milagrosa y ecuánime, contenta de haber superado las adversidades y también las barreras que hay en la distancia, en las diferencias de pensamiento y en el tiempo.
(1) hubo en efecto un asalto a la población de Zaragoza el día 10 de mayo de 1918, en el que los bandoleros exigieron caballos y bastimentos a sus habitantes. Este pasaje se encuentra documentado en Zaragoza. Ecos de mi Tierra. P-76
* Guillermo Martínez Rodríguez es narrador y cronista independiente, autor del libro Ángeles y Alebrijes, ha participado en diversos colectivos de leyendas poblanas y tlaxcaltecas, y en la redacción del libro Zaragoza, ecos de mi tierra, publicado por el gobierno del estado de Puebla.

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