domingo, 19 de septiembre de 2010

LA NOVIA DEL DIABLO

LA NOVIA DEL DIABLO






Por Guillermo Martínez Rodríguez



De la hermosa ciudad de Teziutlán, Puebla llamada por muchas personas muy acertadamente La Perla de la Sierra, y del amplio ramillete de leyendas que se transmiten de generación en generación entre sus moradores, hay una que considero representativa, y es esta la que relata la historia de una muchacha cuya desobediencia y falta de respeto hacia su madre, le hizo vivir una experiencia aterradora.



Cuenta dicha leyenda que hace muchos años, allá por el Barrio de La Gloria, muy cerca del patio de los autobuses conocidos como “Los Urbanos Verdes”, existió una joven mujer muy afecta a los bailes y a las diversiones. Esta joven mujer, vivía en una casa humilde junto con su madre, quien continuamente le llamaba la atención a fin de que no cayera en excesos, que fuera una muchacha recatada y desconfiada, y que procurara llegar temprano a casa, ya que como toda madre se mortificaba al pensar que algo le podría pasar por andar expuesta a los peligros de la noche.



Como en otras ocasiones la madre de la joven se opuso a que fuera al baile y fue tal la discusión que se entabló entre ellas que la muchacha se atrevió a golpear a su progenitora.



- ¡Ya te dije que no te metas en mi vida, yo me se gobernar sola, hace tiempo que dejé de ser una niña! ¡Es más para que veas que ya soy mayor de edad y que puedo hacer lo que me de la gana, me voy a ir al baile con el primer hombre que se me pare enfrente!- gritó la insensata jovenzuela.



- Que Dios te perdone por ser tan ingrata y mal agradecida- dijo llorando la pobre madre, mientras se llevaba las manos al rostro.







Nunca imaginó aquella muchacha cuales serían las consecuencias de sus actos, pues cuenta la leyenda que después de agredir a su madre, cuando iba caminando por el Puente Viejo que se encuentra en el Barrio de La Gloria y que comunica al centro de la ciudad con el Barrio de Francia, vio como se acercaba un caballo negro y sobre él iba un charro muy apuesto, quien con mucha galantería la saludó.



- Buenas noches preciosa, me habían dicho que en Teziutlán se dan las flores hermosas como usted y yo no lo quería creer, pero, ¡qué barbaridad! mire nada más que ojos y que pestañas… ¿Vive usted por aquí cerca? ¿No ve que se la pueden robar? ¿No le han dicho que es muy peligroso andar sola a estas horas de la noche?

- Y quien se siente sola con un hombre como usted- respondió la muchacha seducida por las palabras del charro.



- Ah que muchacha… Mire, casualmente allá en el palacio municipal hay baile y yo voy para allá, nomás que me anda haciendo falta una pareja, usted dice si nos vamos a darle gusto al gusto.- dijo el hombre.





- Mire que coincidencia, yo también voy para allá y para que más que la verdad, qué mejor que alguien como usted sea el que me lleve.



La joven como siempre descocada no dudó en aceptar la invitación del charro y de inmediato subiéndose ambos al caballo enfilaron sus pasos hacia el palacio municipal donde se llevaba a cabo la velada.



Esa noche, y con la atracción que sentía uno por el otro, se hablaron de amores, notándose de vez en cuando en la mirada del hombre una pequeña chispa que ella, como romántica novia, consideró que se debía al amor que aún no conocía, y subestimó las copas, los abrazos y besos, la lujuria y la mala fe del hombre, en fin, todos esos ingredientes de la pasión que poco a poco fueron subiendo de tono conforme transcurría el baile.



No fue sino hasta el final de la velada, ya de camino para su casa que la muchacha se dio cuenta que su acompañante la llevaba por otro camino.



- Y ahora usted pues pa´ donde me lleva, mi casa queda por allá de aquel lado.- dijo alarmada.



- Usted no se fije mi chula que no ve que la diversión todavía no termina, es más, apenas está por comenzar.

La muchacha a ratos se resistía y a ratos se dejaba llevar seducida por aquel hombre enigmático. De pronto, en un punto sumamente oscuro y desolado el hombre se comenzó a reír siniestramente:



- ¡Ja, ja, ja, ja! querías divertirte ¿o no hermosa dama?



- Que pasó señor ¿le hicieron mal las copas? – preguntó la joven, pero en ese momento se dio cuenta que los ojos de aquel hombre ahora parecían dos brasas ardientes; cayendo el sombrero de este al suelo salió a relucir un par de cuernos, mientras que de su cuerpo brotaba un nauseabundo olor a azufre, descubriendo que aquel charro no era nadie más que el mismo diablo dispuesto a burlarse de ella por haber golpeado a su madre.



El charro al ver que la muchacha trataba de escapar de él, la tomó del cabello y se la llevó arrastrando hasta una cueva donde la ultrajó y le propinó una severa golpiza. Así, entre terribles carcajadas le dijo a la muchacha:



- ¡Ja, ja, ja, ja! No eres tu la que estaba dispuesta a ir al baile con el primer hombre que se te parara enfrente y hasta fuiste capaz de golpear a tu madre…ah! y lo mejor de todo, ni siquiera dudaste en convertirte en mi novia… ¡ja, ja, ja, ja!- le dijo aquella voz gutural y cavernosa.



Cuenta la leyenda que en ese momento aparecieron los primeros rayos del sol y que aquel ser tenebroso, no pudo concretar su deseo de llevarse a la muchacha en cuerpo y alma, desapareciendo en ese instante, por lo que una persona que pasaba cerca de la cueva escuchó los sollozos de la chica y corrió a pedir auxilio:



-¡Hey, vengan todos!, allá en la cueva se queja una muchacha, tenemos que ayudarla- les dijo a quienes encontró a su paso. De inmediato se acercó la muchedumbre y con mucho temor auxilió a la muchacha llevándola a su casa.



En dicha cueva que algunos conocen como La Cueva del Diablo la muchacha fue hallada moribunda y se cuenta que aún tuvo tiempo de confesar a un sacerdote sus pecados y este terrible suceso, una vez que fue llevada a su casa. Allí falleció al poco tiempo después de rogar a Dios en compañía de su madre que la perdonara por las terribles faltas cometidas.



Respecto a la cueva donde fue hallada, dicen los que la han visitado, que aún se escucha el triste lamento de una joven, seguido de una siniestra carcajada. Los que han osado entrar a aquel lugar, aseguran que en las paredes se pueden observar las huellas que hizo el demonio con sus garras como prueba fidedigna de esta historia.



Son muchos quienes aseguran que esto fue verdad y que la cueva se conecta en algún punto con un túnel que atraviesa a la ciudad. Se dice que va de la bella catedral de Teziutlán a la iglesia del Carmen y al puente de Xoloco. Otros dicen que pasa por la otrora llamada Terminal de autobuses Teziutecos y que antiguamente tenía una entrada en una vieja vecindad de la calle J. C. Bonilla, allí en las noches bañadas de niebla algunas personas aseguran haber visto rondar al temible charro de esta historia.



Será lo que sea pero aquí le entrego esta leyenda de este bello lugar llamado Teziutlán a fin de que la conozca, para que reflexione si ha sido irreverente y ha caído en excesos; no está de más que evite exponerse innecesariamente a los peligros de la noche… ah! y también, no lo olvide: si por alguna razón visita la Perla de la Sierra… tenga cuidado cuando cruce un puente viejo.